Estamos echos del polvo que dejan nuestros pequeños pasos pero esta noche ha llovido y las sombras reflejan las luces en las calles, he recorrido un largo camino en círculos, parados por el tiempo vuelvo a esta casa que hoy esta a oscuras en la que solo existe el viento y las luces de la autopista.
Anoche los fantasmas no eran tan fuertes como en el pasado, los bares agonizaban bajo la lluvia y la gente se amontonaba en soportales, no vi ni un rastro de lo que fui no creía en nada de lo que pensaba no importaba donde explotaran los cristales ni quien estuviera al lado, no me sentía raro entre las luces y las miradas de quienes habían ido a ver lo inesperado, dejaron de existir... Simplemente desaparecieron entre el ruido ensordecedor de mi guitarra que esta vez si fue un arma en manos de un niño.
Las calles quedaron encendidas bajo la lluvia, los fantasmas amenazaron con desaparecer mientras una pareja hablaba sentada en el soportal de una iglesia. Las luces se reflejaban en las piedras y me devolvían un gesto amable que no recordaba que esta ciudad tuviera.
Perdí lo poco que tenia en este sitio regado por el viento y la lluvia, rompí mis manos por la gente equivocada, busque el momento de abrazar lo que creía sin olvidar lo que fui y en medio de la oscuridad los fantasmas, que habitan las casas vacías azotadas por el viento, amenazan con desaparecer bajo las luces de la autopista.
Me alegro, de veras... suena muy bien.
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